"La Noche Terrible" del periodismo
PURGATORIO:
Escribir, relatar, contar la historia es parte del periodismo; pero hacerlo para gritar o denunciar la muerte de los colegas "obreros de la tecla", es harto amargo, difícil y camino seguro a enredarnos en la impunidad y la impotencia, como escribió Zurya Lecona, coatura, investigadora y mujer libre al presentarnos el libro "Tú y yo coincidimos en la noche terrible", donde se dan cita todos los pormenores del asesinato de más de un centenar de periodistas mexicanos tan sólo del 2000 a la fecha.
"Este proyecto fue primero una voluntad común contra el olvido y la impunidad, luego un libro y ahora esta página que guarda memoria de los periodistas y trabajadores de la información asesinados y desaparecidos en México desde el 2 de julio de 2000, cuando inició la alternancia democrática, hasta el día de hoy.
El libro, que editamos en 2012 y que guardaba las 127 hojas de vida de los periodistas y trabajadores de la información asesinados o desaparecidos durante las dos primeras legislaturas de la alternancia democrática, no está a la venta. Nunca lo estuvo. Sólo fue posible adquirirlo en la página que Goteo.org nos abrió para hacer una campaña de crowfunding que nos permitiera hacerlo".
"Tú y yo coincidimos en la noche terrible" ha sido nominado como candidato para obtener el Premio a la Libertad de Expresión en Iberoamérica 2012, de la Fundación Casa Amèrica Catalunya.
PARAISO:
Zurya Lecona estudió en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García en el D.F. Desde que egresó ha trabajado de manera independiente, publicando en más de 20 medios distintos, en distintos países: El financiero, la revista replicante, laotraorilla.com, libera radio, spleen journal, entre otros.
Zurya nos comentó en la presentación del libro, realizada en una cantina - como debe ser entre colegas- de Toluca:
"Más allá de sentirme orgullosa, me incendió de emoción, me generó el coraje de terminar con cualquier resto de ánimo pusilánime que tuviese contenido.
Este libro de lo que habla es de la impunidad y de la impotencia, es el sabor que me plasma. Y al menos me alienta a seguir buscando soluciones para que estas dos palabras no continúen siendo el motor del corazón de México.
Me habla de impunidad por todos los casos contenidos en este libro, en nuestra historia y en nuestro país sobre los cuales no existe un seguimiento, ya sea para no agitar las aguas, para defender a algún implicado o simplemente por burocracia o intereses de poderosos.
Me habla, me grita de impotencia desde los lamentos de las familias que continúan a pesar del tiempo, de las respuestas negativas, de la ausencia de apoyo del estado y de los constantes silenciadores que en diversidad de presentación atacan a las víctimas.
Me habla de impunidad por el sosiego egoísta que se vive cuando uno se sienta en el confort de su sillón a mirar a las comadres televisa y tvazteca donde la realidad está ausente. Una ausencia que oculta todo aquello que han gritado algunas voces asesinadas. El libro me alardea impunidad cuando repaso los nombres de los periodistas aquí contenidos y descubro que sus páginas están repletas de ello, que son en mayoría casos no resueltos, casos silenciados.
Me estruja impotencia cuando leo aquellas voces que suplican a los reporteros una señal, una pista en donde buscar, como si el reportero fuera omnipresente y las voces continúan indagando, rastreando, sin importar las amenazas ni las agresiones. Continúan a realizar esa labor de investigación que corresponde a quienes no quieren hacerlo o no saben hacerlo o les pagan por no hacerlo".
INFIERNO:
"En fin, me siento orgullosa de haber participado en el proyecto como coautora y adoptar a mi colega desaparecido, Federico Manuel García Contreras y narrar su perfil. Y asumo el compromiso de seguir buscando esas formas cual medusa, para gritar la impunidad y la impotencia que las víctimas amenazadas callan.
Cualquier investigación en la cuál el periodista trabaje con víctimas, es delicada. La atención que se debe tener con el manejo de la información y el respeto a las fuentes es suprema. Me atrevería a compararlo con la labor de un doctor y la sutileza que debe tener en cirugía o lo cauteloso que debe ser un abogado respecto a una sentencia. Y en relación a la investigación, pienso también en mis colegas, quienes participaron en el proyecto, y admiro a través de sus textos esa incansable búsqueda de espacios para portar los mensajes de quienes han sido callados.
Es un libro de impunidad y de impotencia que documenta, que denuncia, que plasma. Es ya, me atrevería a decir, un documento histórico que va en contra del olvido".
